¿Tu obra trata un tema espinoso? A lo mejor necesitas un sensitivity reader
Después de unas merecidísimas vacaciones, el blog de Autorquía vuelve con fuerza. Eso de volver con fuerza no es solo una expresión hecha, sino que lo decimos en serio. Por eso, el tema elegido para nuestro regreso son los sensitivity readers.
¿Quiénes son?
Los sensitivity readers —término que podría traducirse como «lectores de sensibilidad»— son una figura aparecida en el mercado anglosajón, donde llevan ya muchos años preocupados con la corrección del lenguaje. Son lectores beta cuya función es detectar pasajes o características en los libros que pudieran resultar ofensivos hacia algún grupo, colectivo o minoría que suela ser víctima de discriminación social (ya sea por género, orientación sexual, etnia, religión, procedencia, discapacidad, nivel de pobreza, etc.). La escritora Logan R. Kyle lo define a la perfección en este maravilloso artículo de su blog.
En resumen, podríamos decir que estos sensitivity readers ayudan a facilitar la convivencia y a dificultar la exclusión en la sociedad en la que vivimos. Hay gente que no lo ve así, pero el respeto, la igualdad y la integración entran en los valores de Autorquía, por lo que consideramos que el trabajo de estos lectores es muy sano y muy necesario.
¿Quién necesita un sensitivity reader?
No nos pongamos radicales: recurrir a sensitivity readers no es obligatorio, no hay ninguna ley que te lo demande como autor a la hora de escribir. Nada ni nadie debería coartar tu libertad de expresión. PERO, si estás trabajando en una obra que trata directa o indirectamente un tema que implica de alguna forma a uno o varios de estos colectivos, no tienes amplios conocimientos sobre los mismos, y no deseas ofenderlos, entonces te vendría bien contar con, al menos, un par de ellos.
Consciente o inconscientemente, puedes estar ofendiendo a algún grupo de personas, incluso si lo que en realidad te propones es defender a ese mismo grupo.
A vueltas con la censura
Si estás en contra de la censura en cualquiera de sus modalidades, eres uno de los nuestros. Y es que, en efecto, los sensitivity readers no son censores. Su labor no es la de eliminar partes y pegar tijeretazos. Ellos señalan lo que creen que podría ser hiriente y te ofrecen opciones para expresar lo mismo de otra manera.
Ofrecerte voluntariamente a que uno o varios expertos revisen el contenido de tu obra y escuchar sus sugerencias no es someterse a la censura. La censura consiste en que, por algo que has escrito, independientemente de lo acertado o desacertado que sea, te condenen —con multas, cárcel o la muerte, incluso—, anulen tus derechos, te persigan, te despidan del trabajo o te obliguen a dimitir de algún cargo. Esto es censura y está ocurriendo hoy en día en algunos países lejanos y en otros algo más cercanos.
Cómo ser tu propio sensitivity reader
Si te interesa tratar apropiadamente estos temas, pero no te sientes suficientemente capacitado para hacerlo con propiedad, hay unas cuantas pautas que puedes seguir para ser tu propio sensitivity reader. Para empezar, como buen escritor, ya conoces la importancia de una cuidada documentación. Con estos temas ocurre lo mismo: cuanta más información, mejor.
También puedes seguir los siguientes consejos:
Cuida el lenguaje
Tradicionalmente, nuestro lenguaje se ha ido cargando de términos y expresiones que, sin darnos cuenta, pueden resultar ofensivos a ciertas minorías. Para evitarlo, realiza una búsqueda en internet con las palabras que te generen dudas. También en la red podrás encontrar los términos que esos colectivos prefieren. Así, por ejemplo, mejor «mestizo» que «mulato», «persona con discapacidad» que «minusválido», «homosexual» que «mariquita».
Consulta a los colectivos correspondientes
Una forma de encontrar la mejor forma de expresarte con referencia a estos colectivos es preguntarles a ellos directamente. Te darán la mejor información posible y te lo agradecerán.
Acude a obras especialmente concienciadas
Con el auge de la importancia de estos temas sociales, son muchos los artistas que están tratándolos en la actualidad, ya no solo en la literatura, sino en el cine, las series, los videojuegos, o los cómics. Empápate de esas nuevas obras referentes. Y, también, haz el camino inverso, fijándote en las faltas de obras del pasado menos concienciadas con estos asuntos.
Otra recomendación es huir de parodias o extremismos. Procura siempre encontrar el término medio.
En este vídeo, Javier Miró te habla de cuatro series cómicas que te ayudan a escribir sin ofender a nadie.
Cambia las tornas
Si tienes dudas de si una situación representada en tu libro pudiera ser ofensiva para una minoría, imagina que esa minoría es, en realidad, la mayoría, y que eres tú el diferente. Si esa situación te resulta injusta o abusiva, entonces es que lo mismo le parecerá a esa minoría en el mundo real.
Por ejemplo, hay un ejercicio perfecto para evitar actitudes machistas que consiste en pensar en nuestras protagonistas como hombres: si lo que hacen parece ridículo, entonces resulta que lo es.
Iguala por arriba
Trata a todos tus personajes, ante todo, como personas. No juzgues, no diferencies, no atribuyas roles, comportamientos, características ni actitudes guiándote solamente por su condición o procedencia. Así, además, estarás construyendo personajes más ricos y sorprendentes.
No le des la espalda a seguir aprendiendo
Después de haber tomado todas estas precauciones todavía es probable que hayas cometido algún desliz. No pasa nada, todos nos equivocamos. Ten la virtud de aprender de tus errores y mantente abierto a seguir aumentando tu conocimiento.
Por cierto, como no es raro que a los autores se les pasen por alto estos asuntos —y para evitar posibles e indeseables problemas con los lectores— en todos nuestros informes de lectura incluimos de base la opción de sensitivity readers. Pídenos más información escribiéndonos un email, estaremos encantados de escucharte.
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