Qué es una corrección de estilo y por qué tu texto la necesita
Es un clásico: un autor llama a nuestras puertas ofreciéndonos su manuscrito para la revisión. «Solo ortotipográfica», suelen decir. Por supuesto, es lógico, ya que la corrección ortotipográfica, además de ser obligatoria, es más asequible y tiene unos plazos más cortos. Pese a ello, en Autorquía siempre ofrecemos la posibilidad de incluir la más que recomendable corrección de estilo (el coste en dinero y tiempo no supera por demasiado a la ortotipográfica, y bien que merece la pena). Pero muchos autores ni siquiera lo consideran.
Hemos estado indagando en las causas, más allá de los costes. Resulta que, para muchos escritores, el concepto «corrección de estilo» significa una intromisión en su forma de escribir, algo así como menospreciar su arte, como si se les estuviera diciendo «tu estilo no es bueno, necesitas corregirlo». Lamentamos decir que esto es una forma muy equivocada de entender la realidad.
Es cierto que una corrección se encarga de mejorar un texto, pero eso no significa que su autor no sepa escribir. Significa que existen numerosos vicios adquiridos por el autor durante las interminables horas que lleva escribir un libro. Esos vicios, a simple vista invisibles para el escritor (y también para el lector), a la larga son los que hacen que un lector se canse de un libro, que empiece a no gustarle pese a que todo lo demás esté bien; que piense que algo anda mal aunque no sepa muy bien el qué. Seguro que, como lectores, os ha ocurrido en más de una ocasión.
Como vemos, esos vicios se convierten en problemas (más serios cuanto más larga sea la obra) que es preciso eliminar. Tal y como explica Mariana Eguaras en este artículo, la corrección de estilo se centra en solucionar esto, mediante la búsqueda de imprecisiones de vocabulario, poca riqueza léxica, muletillas, errores gramaticales o sintácticos, o pasajes que resulten poco comprensibles. En una corrección de estilo también se eliminan repeticiones, rimas, discordancias y cualquier otra palabra que, por un motivo u otro, no funcione.
Como decíamos antes, lo normal es que todas estas cosas pasen desapercibidas para el autor, que, cansado de revisar su propio texto, sabe qué quiere decir, pero no siempre es consciente de cómo lo está diciendo. Un profesional con experiencia que trate el texto de forma analítica, sin emociones ni prejuicios, sí sabe identificar y corregir estos problemas. Y que no se enfade nadie por estas correcciones, pues todos los escritores (sí, incluso los más reconocidos y premiados) pasan por este proceso antes de ver sus obras publicadas.
Ilustración: Stuart Rankin