Cuando el 'nunca dejes de escribir' es el peor consejo que le puedan dar a un escritor
AUTOR RECONOCIDO: Dime a quién se lo dedico.
AUTOR AMATEUR: A Petunio, tal y como suena... no, no, con i latina. Eso es. Admiro mucho su trabajo. Yo también soy escritor, ¿sabe? Bueno, estoy empezando.
AUTOR RECONOCIDO: ¿Ah, sí? Te lo iba a comentar. Me recuerdas a mí a tu edad. Escribir es algo muy bonito, lo mejor que me ha pasado en la vida, así que no lo dejes nunca, ¿eh?
AUTOR AMATEUR: Gra- gracias.
¿Os suena? Es una escena que se repite, más o menos, 20 veces en cada presentación de un libro medianamente famoso. Son momentos emotivos, casi mágicos, donde el maestro le transfiriere un soplo de su sabiduría al aprendiz. No obstante, las consecuencias de este consejo empiezan a magnificarse desde ese mismo instante.
El autor reconocido ha dicho su frase, ha quedado estupendo y pasa a olvidar el asunto en, aproximadamente, 0,2 segundos. Por su parte, para el autor amateur la cosa es bastante distinta: sigue repitiendo para sí el mantra sagrado recibido en exclusiva de su escritor favorito. "Nunca dejes de escribir, nunca dejas de escribir, nunca dejes de escribir." Así empiezan muchos problemas.
Y es que "nunca dejes de escribir", más allá de resultar un eslogan bastante atractivo, es un consejo vago e incompleto. Viene a decir que persigas tus sueños, que no reniegues de tu pasión, pero también que sigas mejorando, que no dejes de leer, que trabajes mejor tus textos, que revises con lupa cada cosa que escribas. Sin embargo, y por desgracia, el "nunca dejes de escribir" suele tomarse como un "nada más que acabes con una novela empieza con la siguiente".
Una buena historia necesita pasar por un ciclo creativo que no se completa al poner el último punto. Hay que revisar, corregir, mandar a leer, repasar, cambiar cosas... Hay que dejar que la historia dé sus primeros pasos en solitario. También hay que dejar descansar a la mente y cortar los últimos lazos emocionales con el libro. Y sobre todo hay que leer más, mucho más. Todo este proceso no solo ayuda a mejorar al escritor; es necesario para su evolución.
Nunca dejes de escribir, pero dale a todo su tiempo apropiado.