El breve (y triste) ciclo vital de un libro
Sin duda, publicar un libro es el mayor deseo del escritor inédito. Es lógico, no ya por las firmas, presentaciones, entrevistas, columnas de opinión y demás aspectos asociados a la supuesta vida de un escritor, sino por un hecho más simple: estar presente en las librerías y grandes superficies, o lo que es lo mismo, ser accesible al lector. Ni más ni menos.
Esto (salvo honrosas excepciones) está directamente relacionado con la distribución, negocio al que se llega únicamente a través de las editoriales. Y cuanto más importantes sean las editoriales, en un mayor número de lugares estarán los libros. Hasta ahí bien.
Lo que lo autores no ven tan claramente es cuánto tiempo permanecen los libros en esos establecimientos, y no estamos hablando solo de los escaparates o las mesas centrales, sino ya físicamente en las librerías. Basta con entrar en cualquier tienda que venda libros para comprobar que el espacio es limitado (a veces, mucho). ¿Caben todos los libros que se publican mes a mes en los estantes? Imposible.
De nuevo, echando un vistazo a las librerías, vemos que solo están presentes dos tipos de publicaciones: las novedades (bien visibles) y el resto (grupo heterogéneo formado por clásicos, libros muy conocidos, ejemplares importantes en alguna temática en concreto, y alguna que otra rareza). O sea, que solo vamos a encontrar los libros que más posibilidades tienen de ser vendidos.
¿Dónde está el resto, incluido lo publicado por las editoriales importantes? Pues una vez pasado el periodo de promoción (que, de haberlo, suele durar entre 2 y 4 semanas), el sobrante no vendido es devuelto al distribuidor, quien se lo hace llegar de vuelta a la editorial para que lo venda en su propia tienda online, lo envíe a quienes lo pidan, o le dé cualquier otro uso. Fin.
Sabiendo esto, esas 2-4 semanas de vida del libro en las librerías se hacen demasiado cortas y el asunto adquiere tintes tenebrosos. La cosa se vuelve aún más peliaguda cuando la última edición de un libro se agota y la editorial decide no volver a imprimir ningún ejemplar más (porque no le sale rentable), haciendo imposible conseguirlo fuera del mercado de segunda mano.
¿Sigue viéndose igual de apetecible la publicación tradicional?