Las cinco preguntas para evitar conversaciones de besugos
Nadie puede negar que los diálogos son una parte vital en las obras dramáticas. El cine, el teatro o la televisión requieren conversaciones atractivas, vibrantes y originales para su correcto desarrollo. Aquí ya no solo se cuenta con el trabajo de los guionistas, sino que los directores y los propios actores ponen de su parte para conseguir el mejor resultado final posible.
Cuando hablamos de narrativa escrita la cosa cambia. Aquí el escritor ya no cuenta con la aportación de directores ni actores, y los diálogos no dejan por ello de ser vitales para el fluir de las tramas. No en vano, las conversaciones van a demostrar cómo hablan nuestros protagonistas, cómo son sus voces y sus personalidades. De nada sirve haber cubierto páginas y páginas de información sobre personajes si luego no hablan en consecuencia.
Es aquí donde aparece el peligro de la tan temida conversación de besugos, ese intercambio de ideas que, si no cuidamos bien, puede quedar anodino y vacío. Para evitarlo, proponemos aquí 5 preguntas que debemos hacernos con respecto a cada uno de nuestros diálogos:
I) ¿Mantiene el TONO del resto del libro? No es lo mismo una conversación en un thriller que en una comedia o en un drama. Ojo, como no todos los momentos son iguales, el tono puede variar dentro de una misma obra. Sin embargo, vamos a intentar mantener en lo posible el tono general.
II) ¿Es coherente con el ENTORNO donde se sitúa la obra? No se habla igual en un feudo de la Francia medieval que en una ciudad sumergida de un planeta oceánico. No debería, al menos. Es nuestra obligación mantener esta coherencia siempre y pensar, ya no solo en el lenguaje del lugar o la época, sino en la mentalidad y las costumbres.
III) ¿Tiene en cuenta la ACCIÓN que se desarrolla en ese preciso instante? Contando con lo dicho en el punto anterior, tampoco podemos pasar por alto que no se habla igual recogiendo arándanos con tu abuela un domingo a media tarde que huyendo de una horda de zombis.
IV) ¿Lo que se dice tiene un PROPÓSITO para el avance de la trama? Pregunta trampa. En ocasiones, a los escritores nos entran prisas y ponemos en boca de nuestros personajes las palabras exactas que la trama necesita para seguir adelante. Esto es un error. Debemos dejar que los diálogos se desarrollen de forma natural, que respiren, que no lleven a ningún sitio obligatoriamente. Justo como en la vida real.
V) ¿Es coherente con nuestros PERSONAJES? Aquí tenemos la madre de todas las batallas en los buenos diálogos. Efectivamente, para que nuestros protagonistas puedan mostrar su verdadera cara, necesitamos haberlos trabajado en profundidad primero. Hay que tener en cuenta que no podemos saber bien cómo se expresaría alguien en un momento concreto si no lo conocemos a la perfección. Es como tratar de imitar a una persona; si no la hemos estudiado al detalle, o no la conocemos lo suficiente, no podremos hacerlo bien de ningún modo.
Ilustración: César Ojeda