Cultiva con alegría la amistad con los lectores beta (por lo que más quieras)
Es un error común en Autorquía dar por hechas muchas cosas. Lo sabemos. Vivimos en un país donde hasta el lechero escribe sonetos y nos pensamos que todo el mundo maneja el extenso y a veces intrincado vocabulario literario. Por eso, cuando en nuestros post hablamos de cosas como lectores beta esperamos que todo el mundo nos entienda. Y a veces, pues no.
Pero no pasa nada, ya que con este artículo vamos a solucionarlo, además de explicar la mejor manera de usarlos y tratar con ellos.
Quiénes son
Vamos a empezar por el principio, así que si tú eres uno de los avanzados te recomendamos ir al siguiente punto.
Los lectores beta, también conocidos como «lectores cero» o «tengo un amigo que escribe y me ayuda», son aquellas personas encargadas de leer tu obra cuando esta todavía no se encuentra terminada. Ellos te dirán qué está bien y qué mal —sobre todo esto último— cuando todavía tienes margen de maniobra para hacer cambios.
Ahora estarás pensando que qué es eso de cuando la obra no se encuentra terminada, que si eso nunca se sabe, que si siempre puede estar un poco mejor, etc. Bien, la idea es darle a leer tu libro a estos lectores en el lapso de tiempo durante el que como autor opinas que está terminada —con excepciones, como veremos más adelante— o legible, pero cuando a la vez todavía es susceptible de ser cambiada y mejorada.
La decisión de estos tiempos va a ser siempre subjetiva y va a depender de ti mismo como autor. Es como estar enamorado, que nadie lo puede decidir por ti y solo tú sabes si lo estás o no. Y usando exactamente el mismo símil, cuanta más experiencia tengas a tus espaldas, más fácil te resultará diferenciar las fases.
Entonces, ¿y los informes de lectura?
Buena pregunta. Los informes de lectura son documentos redactados por profesionales. Deben ser más extensos y profundos que los comentarios de los lectores beta, ya que son trabajos de pago.
Es posible contratar a profesionales para que te hagan de lector beta, pero, a no ser que seas millonario, no te recomendamos esta opción, ya que, como vas a ver, lo normal es necesitar varios lectores beta distintos para la misma obra. Y en ocasiones, es incluso recomendable que los mismos lectores beta lean varias veces el texto. Por ello, de decantarse por un informe de lectura, es recomendable reservarlo para cuando la obra ya haya pasado por las manos de algunos lectores cero y se encuentre en un estado más cercano al definitivo.
Lo normal es que no pagues a tus lectores beta, o que se lo pidas como un favor, que ya se lo devolverás haciéndole tú de lector beta —que para algo también eres escritor y se supone que entiendes de esto—, escribiendo algo para su blog, haciéndole un prólogo, o de cualquier forma creativa que encontréis conveniente. Es un acuerdo amistoso. Eso sí, valora siempre el tiempo que te van a dedicar.
A la hora de decidir entre informe de lectura y lectores beta, va a depender de tu presupuesto y paciencia, ya que el profesional se pondrá con ello de inmediato y los betas se tomarán lo suyo. Lo están haciendo sobre todo por simpatía, no les puedes pedir más.
El informe de lectura, como ya dijimos antes, debe ser más completo y profundo. En Autorquía, por ejemplo, nunca los hacemos por debajo de 3500 palabras —unas diez páginas—, aunque siempre va a depender de la extensión del texto. Nuestro récord está en 7748 palabras —veinte páginas—. Si quieres saber más de este servicio, no dudes en escribirnos.
Cómo elegir al lector beta perfecto (o casi)
Aquí viene uno de los apartados más calientes de este asunto. En Autorquía consideramos que los buenos lectores beta no nacen, sino que se hacen. Esto no significa que tengas que darles clases a tus lectores antes de pasarles tus textos, sino que encontrar los que te vengan bien te va a llevar un tiempo. Te va a tocar hacer pruebas.
Si estás empezando en esto y tampoco tienes tiempo de montar un casting de betas —esto es último es broma—, te recomendamos guiarte por los siguientes consejos:
- Busca cuatro personas: es un buen número para empezar. Suficientemente reducido para que sea manejable y bastante amplio como para ver distintas interpretaciones. A medida que vayas conociendo a más gente, podrás ir ampliando este número, pero te recomendamos que nunca subas de siete. Es sobre todo por tu salud mental.
- Procura que sean lectores del género de tu obra o, lo que es lo mismo, que pertenezcan a tu público objetivo. Su experiencia lectora va a ser un test perfecto de cómo reaccionarán tus lectores de verdad.
- Procura que haya diversidad. Recuerda que lo importante es que pertenezcan a tu público objetivo, pero, dentro de esta consideración, y dentro de lo posible, procura que sean personas de distinto sexo, edad, procedencia, etc. Sus distintas visiones harán que tengas en cuentas aspectos que a lo mejor pasabas por alto.
- Siguiendo la línea del consejo anterior, acude a sensitivity readers. Esto es siempre opcional y sirve por si quieres que personas pertenecientes a minorías o grupos tradicionalmente discriminados te comenten si tu escrito les trata con justicia. De nuevo, es algo opcional y solo si te preocupa ofender a alguien, sobre todo si tratas temas espinosos.
- Lo normal es empezar por contar con familiares y amigos, pero no es lo ideal. El motivo de esto es que tus allegados siempre van a querer lo mejor para ti y lo que tú necesitas es gente que no tenga piedad, que señale tus fallos, que te diga cosas que a lo mejor no te van a gustar. Paradójicamente, eso, y no los elogios o las palmaditas en la espalda, es lo que más te va a servir.
- Confía. Al principio te va a tocar pedirle esto a personas cuya experiencia a lo mejor no conoces lo suficiente. Confía en ellos, respeta sus puntos de vista y tenlos siempre en cuenta, aunque al principio te parezca que no se han enterado de nada. Recuerda que es tu obra la que está siendo testada, no tus lectores.
Lectores beta: modo de empleo
Una vez que hemos elegido a nuestros betas ha llegado el momento de pasarles la mercancía. Lo ideal es enviárselo a todos a la vez para que no haya demasiado desfase en la entrega de los comentarios. En un post de Gabriella Campbell sobre este tema que no terminamos de encontrar —da igual, visitad su blog en cualquier momento, que está lleno de información maravillosa y todo os va a servir muy mucho—, recomendaba imponerles una fecha de entrega muy estricta: nunca más de tres semanas o un mes.
Hacer que los betas cumplan con su cometido en una fecha límite te ayudará a no volverte loco y a tenerlo todo bajo control. Eso sí, entiende que cuanto más extensa sea tu obra más tiempo van a necesitar, así que tampoco te pases con la tiranía.
Si estás muy interesado en detalles en concreto que quieres que aparezcan en los comentarios, puedes hacérselo saber directamente a los lectores cuando les pasas el texto. Pero consideramos que esto es una forma algo torpe de proceder. En primer lugar, porque les hace concentrarse en lo que pides y a lo mejor pasan por alto otras cosas de interés. Y segundo, porque les quitas libertad y lo que más te interesa es ver sus reacciones de la forma más pura posible, sin sesgos, como le ocurriría a cualquier futuro lector.
Lo que sí te vamos a recomendar en caso de que tengas preguntas muy concretas, es que se las pases una vez que hayas recibido sus comentarios. Así respetarás su lectura natural a la vez que conocerás lo que más te interesa. Eso sí, vas a resultar un poco intenso, pero todo sea por conseguir la mejor versión posible de tu libro.
Contraindicaciones
Lo que viene a continuación debería estar dentro del modo de empleo, pero lo ponemos aparte porque tiene suficiente peso. Y es que vamos a hablar sobre cómo encajar los comentarios de los lectores beta.
Salvo muy raras excepciones, los comentarios que nos lleguen van a tener tendencia a la negatividad. No porque realmente sean negativos, sino porque te van a decir cosas que no esperas. Te van a ofrecer su experiencia lectora, sus reacciones, sus pensamientos, sus conclusiones. Y es más que probable que sean distintos a lo que a ti te gustaría. No te tires por la ventana todavía, que esto suele ocurrir.
También debes tener en cuenta que, si los betas están haciendo bien su trabajo, se van a afanar en encontrar los fallos, aunque estos no sean evidentes. Si se toman en serio su cometido se detendrán en cosas que lectores normales a lo mejor pasarían por alto, tomarán notas y, en cierta manera, tratarán tu escrito con poco cariño.
Y lo mejor de todo esto es que no se trata de algo malo, sino lo contrario.
Como enfrentarnos a los comentarios de unos lectores especialmente quisquillosos no es lo mejor, nuestra principal recomendación es que, según te lleguen, leas los comentarios por encima, los guardes con cariño —aunque te apetezca aplicarles ácido— y a continuación te olvides del tema por un tiempo. Un par de meses sería ideal.
Este tiempo te servirá para desintoxicarte. Cuando vuelvas a los comentarios y a tu texto descubrirás que ni fueron tan duros ni sus comentarios tan desacertados. Verás que incluso tienen razón.
Puede ocurrir que, pasado ese tiempo, sigas sin ver lo que te dicen, o te siga pareciendo descabellado. En ese caso, debes tener en cuenta que es posible que el lector beta no sea el adecuado, o que en realidad no se haya enterado de nada. Si es así, te puedes plantear no volver a contar con él, aunque te recordamos que esta actividad sirve para testar la obra, no a los lectores beta. Respira hondo. Sé ecuánime.
El drama de los casos extremos
Con una consulta a los lectores betas en las últimas fases de la escritura debería valer, pero es posible que necesites realizar varias tandas. A lo mejor quieres testar el texto en sus primeros borradores para comprobar qué tal es la idea, el argumento, el worldbuilding y otros elementos más amplios y abstractos.
Recurrir a los betas varias veces va a depender de si eres capaz de encontrar suficientes lectores que quieran leerse tu obra en distintas etapas. También es posible que tengas un equipo de betas para la primera tanda y otro para una segunda más avanzada.
¿Qué ocurre cuando necesitas una segunda tanda y solo tenías planeado hacer una? Esto ocurre cuando los betas han puesto tantas objeciones que necesitas retocar grandes porciones de texto. En estos casos extremos, además de conseguir un buen espiritista, lo mejor es que sean los mismos betas los que vuelvan a testar el manuscrito. Pero va a ser difícil que las mismas personas se lean dos veces el mismo libro, por lo que no está de más tener un grupo de reserva para estas emergencias.
Si te pierdes, pregunta
Ya sabes que siempre puedes contar con los profesionales de Autorquía para realizar informes de lectura, corregir la obra una vez que esté en su versión final y llevar a cabo todos los demás trabajos que necesita tu libro.
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