La fórmula magistral para mejorar tu productividad
«No me da la vida» es una expresión relativamente nueva, pero que está teniendo un gran auge. Y es normal; en nuestro mundo hiperconectado y ultraveloz tenemos la posibilidad de hacer muchas más cosas, llegar más lejos, contactar con más gente y emprender más proyectos.
Y es entonces cuando caemos en la importancia de la eficiencia y la productividad para poder llegar a todo, especialmente a escritores como tú. No en vano, «no me da la vida» es la tercera frase más repetida en la isla de Autorquía, solo por detrás de «compra mi libro» y «está en oferta».
Conoce a tu enemigo
Lo primero que debes hacer para rendir al 100% es detectar los inconvenientes que te impiden trabajar correctamente. Conocer a los enemigos de tu trabajo.
En general, debes conocerte a ti mismo, saber qué consejos se te pueden aplicar y cuáles no. Haz un ejercicio de reflexión, meditación y autoconocimiento para saber qué necesitas. El blog de Gabriella Literaria es una mina de artículos sobre productividad, pero de nada te servirán si primero no te conoces a ti mismo como el escritor-trabajador que eres.
Date un repasito a ti mismo y a tus hábitos, sé autocrítico —sin pasarte— y actúa en consecuencia.
Maldita poscas..., procats..., como se diga
Aparte de tus propias preferencias y necesidades personales, el principal enemigo que todo autor suele encontrar tiene nombre, bastante feo además: procrastinación. Centra tus esfuerzos en perseguir y abatir a este monstruo que habita en las redes sociales y las webs más molonas.
Por suerte, hoy en día no es necesario perderse en medio del monte o arrancar de la pared el router para una lucha efectiva contra la maldita procrastinación. Existen aplicaciones como Stayfocusd, Freedom o Forest, la pequeña maravilla que nos descubrió Eduardo Norte en su blog.
Para el carro
Otro de los más feroces enemigos de los autores se llama ansia. Seguramente hayas oído eso de que las prisas son malas consejeras, pues NO PUEDE SER MÁS CIERTO. Una de las ventajas que tienes como escritor es que no tienes jefes, que no hay más fechas límite que las que tú te quieras poner. Pues si comúnmente te quejas de lo tirano que es contigo tu jefe, no repitas esto contigo mismo.
Conócete a ti mismo y también quiérete a ti mismo. Puede sonar grandilocuente, pero tener paciencia es el mejor consejo que nunca te van a dar como escritor.
Sé realista en tus objetivos
Este punto está estrechamente relacionado con el anterior. No te pongas unos objetivos demasiado complicados de conseguir. Recuerda que debes conocerte, así que sé realista con la cantidad de trabajo que quieres realizar en un tiempo determinado. Aunque tu perro te vea como una Wonder Woman, ponte límites posibles.
Los ingredientes de la fórmula magistral
Una vez que has detectado y solucionado esos problemas derivados de ti mismo y tus propias circunstancias, es hora de empezar a darlo todo. Es la parte de los trucos secretos de esta fórmula magistral para mejorar tu productividad.
Planifica
Ya sabes que en la isla de Autorquía somos unos obsesos de la planificación, que nos gusta que todo esté en orden —aunque luego cada uno haga lo que quiera—. Por eso mismo, antes de empezar a trabajar debes planificar todo, y con cuanto más detalle, mejor. Fija horarios sin olvidarte de los descansos ni del ocio, utiliza libretas o aplicaciones del móvil y el ordenador, ponte alarmas si es necesario.
Otra forma de planificar es dividir tus tareas dependiendo de la urgencia que tengan —alta, moderada, baja—. No dejes a la improvisación tus horas de trabajo ni inviertas tiempo en cosas que puedan esperar.
Usa el poder de los microobjetivos
La mejor forma de ser realista con tus objetivos es planteártelos como pequeñas metas fáciles de alcanzar en un periodo relativamente corto. Si por ejemplo quieres escribir un libro de unas 100 000 palabras en cuatro meses, divide ese número entre la cantidad de días que piensas destinar en ese periodo. Tu microobjetivo diario sería esa cantidad, y la suma de todos ellos darán lugar a la preciada meta final.
Este principio es, por ejemplo, el mismo que se plantea durante el NaNoWriMo, y si a tantos escritores les ha funcionado, a ti también. Por cierto, no necesitas que sea noviembre para escribir tu libro; puedes llevar esta práctica todo el año.
Apóyate en la comunidad de escritores
En el país donde gobiernan los autores todo el mundo escribe, por lo que apoyarnos entre todos es lo más lógico. Si tú todavía no te has venido a vivir a nuestra isla no te preocupes, usa las redes sociales para conocer a tantos otros autores como tú, sus problemas y las soluciones a los mismos. Existen grupos y comunidades específicos para la creación literaria, como El Escritor Emprendedor, donde puedes darte una vuelta y comentar tus inquietudes. No estás solo.
También existen iniciativas que animan a la escritura más allá del celebérrimo NaNoWriMo, como La Maldición del Escritor, que, además de actividades para alentar a la escritura, está en castellano.
Honra tu lugar de trabajo
Es posible que escribas en cualquier lugar, que lleves siempre contigo tu ordenador o tu tablet y te valga cualquier superficie más o menos horizontal para ponerte a escribir. Eso nos parece perfecto, pero lo que siempre te vamos a recomendar es tener un lugar fijo, tu rincón donde aislarte del exterior, esa habitación propia de la que tanto hablaba Virginia Woolf.
En ese rincón especial para ti haz hueco a las cosas que te son agradables y deja fuera las desagradables. Mantenlo limpio y en orden y ten a mano todo lo que necesites. Sobre todo, muy importante, asegúrate de que haya buena iluminación —natural a ser posible—, así como de tener una silla confortable y una mesa a juego. Cuida de tu espalda, cuello y ojos, que son de tus herramientas de trabajo más importantes.
Crea tus propios ritos
Una forma inmejorable de entrar en la rutina de trabajo es realizando las mismas actividades, por nimias que sean, justo antes de empezar a trabajar. También puedes hacerlas durante el mismo, en las pausas, o al final de la jornada. Prepararte un té, leer el periódico, hacer un sudoku, secar y guardar los platos del día anterior...
Con el tiempo, estos rituales sin importancia te ayudarán a concentrarte y a preparar a tu cerebro para lo que viene a continuación. Pero, ojo, no permitas que esto mute en manías de las que dependas para ponerte a escribir. Ten moderación con tus rarezas, tus familiares y amigos lo agradecerán.
Mens sana in corpore sano
Desde luego, cuanto más engrasada esté la maquinaria de nuestro cuerpo, mejor responde ante las exigencias del día a día, con lo que tú también serás más productivo. Y no hay mejor forma de poner a punto nuestro cuerpo que llevando unos hábitos de vida saludables. A continuación unos trucos:
- No duermas menos de ocho horas al día. Según recientes estudios, la falta de sueño está relacionada con la mayoría de los problemas que se sufren en la sociedad occidental. Es para pensárselo.
- Haz ejercicio. Tampoco te decimos que te mates a hacer CrossFit, pero procura tener alguna actividad física que fortalezca tu corazón y tu espalda. Además, te ayudará a dormir.
- Haz yoga o meditación.
- Evita tomar sustancias dañinas. Eso es, estamos hablando de tabaco, alcohol, medicamentos duros y otras drogas.
- Cocina. Además de ser una excusa para prepararte platos caseros que siempre van a ser más sanos que los de la calle, es una actividad creativa y muy relajante.
- Por lo general, realiza actividades que te ayuden a relajarte y que, a la vez, requieran cierta creatividad: papiroflexia, juegos de rol, puzzles, actuar, bailar, cantar... Esto te ayudará a olvidarte de tus proyectos un buen rato.
- No descuides las relaciones personales. No te encierres a escribir, comparte tu ocio con otras personas. Esto contribuirá a que permanezcas saludable por un periodo más largo.
Usa la tecnología
Las apps no solo pueden servirte para perder el tiempo —o, por contra, hacerte cortar de raíz con las distracciones—, sino que también pueden ayudarte a ser más productivo. Echa un ojo a esta lista elaborada por Gamelearn, o esta otra específica para escritores (chingones) de Tinta Chida.
Disfruta con lo que haces
Esto suena a topicazo, pero es cierto que la escritura, al menos al principio, debe ser algo que te haga sentir bien. Por eso mismo, porque todavía no es tu ocupación principal, procura disfrutar del proceso de creación. No te agobies, vive el momento. Y si no has disfrutado nada durante la realización de tu último proyecto, asegúrate de descansar apropiadamente antes de embarcarte en uno nuevo.
No te pierdas ninguna de nuestras novedades en recursos para escritores: suscríbete a nuestra newsletter. Es mensual y está diseñada para autorqueses, o sea, escritores como tú.