Becky Chambers y la bendita locura de escribir en 2018
Autorquía es un país cuyos habitantes son todos escritores. Es un requisito indispensable para tener casa aquí o para recibir un visado temporal —es cierto que se aceptan turistas que solo sean lectores, pero ese es otro tema—. Esta peculiaridad hace que en nuestra república se forme una cámara de eco donde es difícil que entre nada del exterior. Para nosotros la vida es una sucesión más o menos continua de escritura y presentaciones, pero no siempre somos conscientes de esas personas que no pueden dejarlo todo para venirse a vivir a nuestra isla. Si eres uno de ellos, para ti está dedicado este post.
Es verdad que cada cierto tiempo publicamos algo relacionado con la situación actual del mercado editorial y su efecto en los autores, pero lo consideramos necesario. Editar y publicar un libro puede ser un edificante trabajo en equipo, pero la mayor parte del proceso creativo suele ser en soledad. El nivel de confianza no es siempre el mismo, y las dudas, de una u otra manera, siempre están ahí. Luego están nuestros amigos, el efecto Dunning-Kruger y el síndrome del impostor, que lo ponen todo un poquito más difícil.
¿Me estaré equivocando? ¿Podré vivir de esto algún día? ¿Estaré dando los pasos adecuados? Son algunas de las preguntas más comunes. Y es bueno que te las hagas pese a que las respuestas siempre sean inciertas. Y sentimos mucho no poder responderlas con una seguridad del 100% —mucho nos tememos que nadie puede—, pero sí que podemos hacerte regalos como este: el mensaje especial de Becky Chambers.
Si todavía no sabes quién es Becky Chambers, no te preocupes, que te lo contamos. Se trata de la autora de El largo viaje a un pequeño planeta iracundo, novela recientemente publicada en español por la editorial Insólita. Pues bien, resulta que Becky autoeditó y autopublicó su libro en un principio. Incluso tuvo que financiarlo con una campaña de crowdfunding para poder verlo en la calle. Luego vendrían la publicación tradicional, las nominaciones a los premios y el reconocimiento internacional, pero ella fue una escritora como tú. Y no hace tanto de ello.
La vemos una persona perfectamente autorizada para hablar de cómo es esta bendita locura de escribir hoy en día. Por eso vemos importante traer aquí el mensaje especial de la autora para otros escritores —y creadores— que la editorial ha querido compartir al final del libro. No tiene desperdicio.
Mensaje especial de Becky Chambers
«Hay una persona ahí fuera con quien me gustaría hablar. No sé quién eres, pero sé que tienes algo. Quizá eres un compañero escritor. Quizá cantas, o construyes cosas o cocinas tartas. Sea lo que sea que hagas, pone alas en tus pies, te da sentido (o alegría, que es igual de importante). Podría ser algo que nunca has intentado antes, pero tienes el gusanillo. Basta decir que te pica y quieres rascarte.
Cierta permutación de lo tuyo te ha dado vueltas en la cabeza durante algún tiempo. Te mueres por lograr que ocurra, pero todavía no lo has conseguido. Tienes mil motivos para justificar que no puedes (o no debes), y estás segura de que, de entrada, es una idea estúpida. Pero ese dichoso picor no te dejará en paz. Rota de indecisión, has dejado el problema en las manos de... lo que sea. El universo, digamos. Esperas una señal, un enorme marcador de misión cósmico que te dé el beneplácito para comenzar.
Adelante. Hazlo.
Yo también necesité aprobación externa, hace unos años. Había empezado a escribir un libro, pero no creía que lo fuese a querer leer nadie. Cuando la vida me puso impedimentos a seguir escribiendo, tuve que elegir. Podía buscar un modo de seguir adelante con el libro o centrar mi atención en otra cosa. Me inclinaba hacia tirar la toalla, pero decidí darle una última oportunidad. Comencé una campaña de Kickstarter para financiar mi tiempo de escritura e hice un trato conmigo misma: si la campaña no funcionaba, tenía que darme por enterada y hacer otra cosa.
No fue así como se desarrolló el asunto. La gente quiso que yo lo hiciera, y por eso estoy ahora aquí, en Hoddercape, y mola mucho. Nada de esto habría ocurrido si no hubiera sido por el empujón que me dio una panda de desconocidos.
Considérate empujada.
Ve a hacer lo que quieres hacer, incluso si no tienes ni idea de cómo empezar, incluso si no tienes ni idea de adónde te llevará. Apuesto a que será a algún sitio genial. Es cierto incluso si esto en particular tampoco funciona del todo. Por lo menos te enseñará algo que te ayudará a hacer lo siguiente, y lo siguiente tras eso, y así sucesivamente, hasta que estés ante una gigantesca y gloriosa pila de cosas que el mundo no ha visto antes; algunas rotas y destrozadas, otras que son puro oro, completamente tuyas.
Así que envía tu manuscrito. Graba esa canción. Haz ese cosplay. Cocina la tarta más rica del mundo (y guárdame un trozo, por favor). Haz lo que te gusta. Nadie más puede hacerlo por ti. Puede que no sepa quién eres, pero sé que puedes hacerlo. Aquí tienes tu señal. Cógela y corre.»
Texto traducido por Alexander Páez.
Confía en ti mismo
Mucho se puede extraer de este texto de Becky Chambers, y de su vida, en general. Uno de los mensajes más claros es que debes confiar en ti mismo, en tus habilidades, en las posibilidades de tu trabajo. Si tú no crees en lo que estás haciendo, nadie lo hará. Y has de creer en ti mismo siempre, incluso en aquellos momentos en los que lo ves todo oscuro.
Mantente positivo (y dentro de la realidad)
Como ya sabes, la profesión de creador tiene un largo recorrido y es, a grandes rasgos, más que ingrata. No es cuestión de creer que vas a comerte el mundo para desayunar, pero sí de buscar la forma de ver la cara positiva de todo lo que te vaya ocurriendo. El camino de la creación está lleno de curvas, desniveles y bifurcaciones sin señalizar. De modo que sé tan optimista como la realidad te permita.
Agradece todas las reseñas, incluso aquellas con las que no estés de acuerdo. Es más, trata de sacar conclusiones positivas de las mismas. Haz el esfuerzo, que te servirá para mejorar. Lo mismo debes hacer con tus lectores beta. Si son buenos te ayudarán a encontrar los fallos que no eres capaz de ver. Aprovecha el tirón y pule tu estilo.
Los rechazos editoriales o de concursos también te pueden enseñar algo. Esas personas que los ganan ya han sido rechazadas muchas veces antes. Su éxito no es más que la punta de un iceberg de esfuerzo, sacrificio y muchas decepciones.
Persevera
Lo hemos visto mil veces ya —posiblemente en un cartel de Mr. Wonderful, o tal vez no—: solo los que perseveran consiguen resultados. No esperes que llegue a ti esa gran historia con la que encandilar al público, trabájatela día a día. Y permítete el lujo de equivocarte tantas veces como sea necesario. Solo procura equivocarte un poquito mejor cada vez.
Atrévete
Está claro que tus libros metidos en un cajón o en una carpeta del ordenador no hacen nada. Sácalos de ahí, entrégaselos a lectores en los que confíes, revísalos, corrígelos. Haz que vean la luz del sol. El «no» ya lo tienes de entrada y puede que no vaya a ser un «sí», pero si no te atreves nunca lo sabrás.
Anímate. Piensa en la enorme cantidad de autores que están en tu misma situación. De nuevo, no te quedes solo con el éxito visible, recuerda que todos ellos también estuvieron una vez en las sombras.
Ten paciencia
No te exijas demasiado. Ni a ti, ni a tus libros, ni a los lectores ni a las editoriales ni a nadie. Dale a cada cosa su sitio y, sobre todo, su tiempo. No todo va a ocurrir precisamente cuando lo queremos, lo pedimos o lo necesitamos. Las cosas tienen que seguir un proceso natural que, en literatura especialmente, lleva un tiempo.
Relájate, disfruta del proceso, que también es bonito. Ten paciencia; es el mejor consejo que te van a dar como escritor.
Sé agradecido
No esperes a alcanzar tu objetivo para dar las gracias. Agradece el tiempo que esas personas te dieron en un momento en el que todavía nadie sabía de ti, independientemente de si te sirvió o no. El tiempo es vida, y todo el que gastamos nunca volverá. Sé consciente de eso.
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