La infame pero necesaria enciclopedia de las editoriales pirata
No es la primera vez que tratamos el tema de la piratería en el blog de Autorquía. Nuestro país tiene una dilatada experiencia combatiendo a estos malhechores y, por eso mismo, sabemos que no va a ser nuestro último post al respecto. Es una lata, pero no nos resignamos.
Así que hemos acudido al archivo principal de Autorquía, hemos sacado toda la información referente a estos negocios —que ocupa el ala oeste— y la hemos resumido aquí para formar esta infame pero necesaria enciclopedia.
Qué es una editorial pirata
Para calificar a una editorial como pirata es necesario que cumpla con una característica fundamental: engañar a los autores con los que trabaja. Las hay de dos tipos, las editoriales de verdad que no cumplen con lo prometido —o cuyos contratos contienen condiciones intencionadamente confusas— y las editoriales que no son tal pero fingen serlo.
Las del primer tipo son muy difíciles de detectar, ya que se trata de editoriales tradicionales que, por el motivo que sea, están estafando a sus autores. Por eso recomendamos buscar en foros o preguntar por ellas en grupos de escritores en redes sociales. Si hay malos comentarios, sobre todo relacionados con impagos e incumplimiento de contrato, lo mejor es no acercarse.
Las del segundo tipo sí son reconocibles. No es fácil, ya que buena parte del éxito de su negocio depende de cómo se camuflen y se hagan pasar por una editorial real, pero existen ciertas pautas que pueden ayudar a los autores a reconocerlas. Sobre esto último va este artículo.
¿Editorial o imprenta?
Cuando decimos que estas editoriales no son editoriales de verdad, nos referimos a que, pese a las coincidencias, tienen un modelo de negocio muy diferente a las editoriales tradicionales.
EDITORIAL TRADICIONAL:
- Busca textos de calidad suficiente —desde su punto de vista— para publicar, con el objetivo de vender el mayor número de ejemplares.
- Edita (revisa, corrige, maqueta) para facilitar la experiencia lectora.
- Diseña (cubiertas, creatividades, booktrailer, banners) con intención de crear obras atractivas que destaquen en las librerías.
- Imprime (por regla general en una imprenta externa).
- Distribuye (por regla general subcontratando una distribuidora externa).
- Promociona (en su web, en redes sociales, buscando reseñas en medios, organizando eventos, buscando hacer visibles a sus autores, participando en ferias).
- Obtiene sus ganancias de la venta de los libros a lectores.
Pueden hacer esta tarea mejor o peor; es posible que hagan muy bien una parte y descuiden otras; quizá estén empezando y nadie las conozca o tengan ya una reputación; o a lo mejor no les llega el presupuesto para cubrir bien todos estos frentes; pero a esto se dedican las editoriales. Y, sí, al principio te tocará publicar en una editorial de pocos recursos, pero es un buen primer paso.
Ahora vamos a ver la diferencia con la EDITORIAL PIRATA:
- Publica TODO lo que les llega. No leen los manuscritos.
- Solo maqueta el texto lo justo para realizar una impresión básica. Fuerte tendencia a que salgan libros lo más voluminosos posibles.
- Diseño básico de cubierta. Tendencia al simplismo y la fealdad.
- Imprime en SU PROPIA IMPRENTA.
- Inversión mínima en distribución. O, directamente, no distribuye.
- Promoción inexistente más allá de su página web y redes sociales. Mínima repercusión.
- OBTIENE SUS GANANCIAS DIRECTAMENTE DE SUS AUTORES.
¿Cómo es esto posible? Pues, efectivamente, estas «editoriales», camufladas como editoriales de verdad, solo están interesadas en el dinero que les piden a los autores —directa o indirectamente—. Fingen hacer todos los trabajos que hemos visto de las editoriales tradicionales, pero en realidad solo quieren imprimir un número determinado de copias y colocárselas previo pago al autor.
Porque no son editoriales, son imprentas.
¿Significa esto que las imprentas son malas? No. Si son claras con su actividad, no se hacen pasar por algo que no son, no prometen lo que no van a dar y muestran claramente los precios y los servicios —vamos, lo normal, ni más ni menos—, no son fraudulentas.
¿Por qué existen?
Si has llegado hasta aquí te preguntarás cómo es posible que hoy en día, con la cantidad de información que hay, pueda haber negocios así. Pues sí, existen y son muchísimos, además. Seis factores los sustentan:
- La ilusión de los autores por publicar.
- La impaciencia del escritor novel ante la idea de ver la propia obra en papel.
- La inexperiencia de muchos autores primerizos.
- El desconocimiento del mercado editorial.
- El ego tan frecuente en escritores.
- La garantía de las ganancias, que hacen de esto un negocio muy lucrativo.
Todo esto, por separado o junto, hace que muchos autores se lancen a firmar contratos de edición sin haber comprobado primero la legitimidad o las intenciones de la editorial. Y así vienen luego los problemas.
Ojo, estamos hablando de negocios que dicen ser editoriales. Existen otras empresas que son editoriales de autopublicación que también cobran por publicar, pero, a diferencia de los piratas, estos te muestran sus precios y servicios claramente desde el principio, no te mienten. Si te parece bien, pagas por lo que recibes.
Cómo reconocer una editorial pirata
En su discurso de investidura, el actual gobernador de Autorquía prometió que su administración iría encaminada a conseguir tres puntos fundamentales e innegociables: erradicar las editoriales pirata, hacer que solo se publicasen libros en su mejor versión posible y devolver el esplendor perdido a los libros infantiles en esperanto. Como vemos, una agenda muy atrevida que empieza a dar sus frutos —más o menos—. Por el momento, ahí esta su lista de reproducción dedicada a reconocer editoriales piratas.
Porque, como dijimos antes, las editoriales pirata se pueden detectar. Puede resultar difícil para un ojo no entrenado, pero siguiendo las pautas que a continuación ofrecemos, cualquiera podrá reconocerlas.
Por su web
Se puede sacar mucha información de la página web de estos negocios fraudulentos. Para empezar, como su objetivo es atraer a escritores novatos desesperados por publicar, el diseño de su web está destinado a llevarte a lo que más les interesa: «Envíanos tu manuscrito y publica con nosotros». Y hazlo ya.
Las editoriales de verdad suelen poner muchas trabas a esto. Es tal la cantidad de manuscritos que les llegan que tratan por todos los medios de no ser tan accesibles para los autores. Y es que no pueden leer todo lo que les llega, es completamente imposible. Por eso chirría tanto que una editorial te invite y anime a hacerlo.
Si en la web aparecen eslóganes como «publica con nosotros», «cumple tus sueños con nosotros», «triunfa con nosotros», están interesados en tu bolsillo, ergo son piratas.
Por otro lado, como estas empresas no están preocupadas en que sus libros resalten y llamen la atención —no olvidemos que el dinero les llega de los autores, no de los lectores— el diseño es terrible, simple, soso, cutre. Si una editorial no cuida su imagen está condenada a pasar desapercibida y, por lo tanto, a no vender.
También podemos sacar mucha información de su CATÁLOGO. Si publican todo tipo de géneros, o una cantidad bastante heterogénea, significa que no tienen una línea editorial definida, algo fundamental para que una editorial conecte con su público objetivo. Además, en sus novedades podemos encontrar cuántos libros están publicando. Si sacan una gran cantidad de libros al año es un signo muy claro de que publican cualquier cosa que les llega. Y que les interesa tener muchos autores en nómina.
Para parecer más serios y fiables, destinan partes de su web a contar lo serios y profesionales que son, algo totalmente innecesario para una editorial de verdad. Lo que en realidad hacen con esto estas imprentas disfrazadas es excusarse y defenderse. Lo rematan con otras secciones donde se muestran lo exitosos y felices que son los autores que publican con ellos. Otro apartado sospechoso e innecesario.
También presumen de distribución, de que sus libros se pueden encontrar en las principales superficies. Esto puede ser cierto y es posible que se puedan encontrar sus obras donde dicen, pero eso no significa que esté TODO lo que publican, que como ya hemos visto suele ser muchísimo, ni mucho menos que esté visible. ¿De qué sirve tener una copia de tu libro en una estantería perdida de El Corte Inglés que no mira nadie? ¿Y metida en el almacén?
Y mucho ojo si aparece la palabra COEDICIÓN. Es un claro indicador de que puede tratarse de una editorial pirata.
Un momento, ¿qué es eso de la coedición?
Hacemos un pequeño alto para explicar esto. Ya sea en su web, en publicidad, en redes sociales, o en un email, si una editorial utiliza este término hay altísimas probabilidades de que se trate de una pirata.
En principio, el concepto de coedición implica que los gastos derivados de la edición y publicación del libro son compartidos a partes iguales entre empresa y autor. Así de entrada no parece una mala solución, pero se presentan los siguientes inconvenientes:
- El autor no tiene forma de saber si la inversión prometida por la editorial es verdadera.
- El autor no sabe de entrada si los trabajos prometidos se cumplen.
- El autor no conoce los precios internos que maneja la editorial.
- Esta división de los gastos hace que resulte menos urgente para la editorial vender los libros. Es una forma de aumentar su catálogo sin coste.
Para saber si una editorial está ofreciendo una coedición real —compartiendo los gastos al 50%—, es necesario pedirles todos los datos de los gastos y los proveedores. También se puede estimar la inversión consultando el precio de esos mismos trabajos a empresas de autoedición. Si los precios coinciden y pagas más o menos la mitad de lo que te dicen, entonces adelante.
Por desgracia, los presupuestos de coedición suelen estar disparados y cubiertos por información contradictoria y muchas capas de opacidad. De este modo, en realidad, el autor paga más del 100%. Por eso decimos que la coedición es un claro indicador de que se trata de una editorial pirata.
Por su email
Una vez aclarado esto, seguimos buscando pistas para reconocer a estas empresas fraudulentas. Si por error las hemos confundido con una editorial de verdad y les hemos contactado por email, hay algunas pautas que nos ayudan a identificarlas por el correo que nos reenvían.
Si responden afirmativamente en menos de un mes, se trata de una editorial pirata, sin duda. Las editoriales tradicionales tardan una barbaridad en responder a los envíos de manuscritos; de hecho, son famosas por eso. Si lo llegan a hacer. En cualquier caso, muy raro es que sea antes de seis meses. Si una editorial te responde tan pronto es porque, tarde o temprano, va a pedirte dinero.
Responden con emails no personalizados, a veces incluso con plantillas. Esto se debe a que son tantas las respuestas afirmativas que dan —recuerda, están interesadas en publicar todos los manuscritos que les llegan—, que no pueden personalizarlas en absoluto. Si aparece algún dato de tu libro, siempre va a ser algo breve, general, vago, que se pueda extraer de un vistazo al correo que tú les enviaste previamente.
También es sospechoso si en el mismo email insisten en su labor, el gran trabajo que hacen y que ellos se van a encargar de todo sin coste para ti. Es información innecesaria enfocada en que confíes en ellos. A su vez, es indicador de piratería si recalcan que se trata de una oportunidad y que si tardas un poco más de la cuenta corres el riesgo de quedarte fuera de la publicación. El motivo de esto es porque, además de la ya mencionada impaciencia del autor, suponen que no son los únicos piratas que has contactado y quieren ser los primeros en hacerte firmar.
Por último, si una editorial seria y profesional está realmente interesada en un autor, no lleva todo el proceso vía email: te llama. La editorial de verdad quiere tener contacto con el autor, quiere trabajar con él. Los piratas no, para ellos solo eres uno más de entre los cientos de incautos que cada mes les envían manuscritos.
Por el contrato
Sin duda, la forma definitiva de conocer las intenciones de una editorial es por el contrato que te ofrecen. Por mucho que lo quieran esconder, ahí aparece si te están pidiendo alguna cantidad a cambio de publicar. Son muy hábiles ocultando información y cambiándola de nombre, pero una lectura detenida del contrato siempre saca de dudas. Y si existen esas dudas, consulta con un profesional antes de firmar nada.
Para más información sobre esto os dejamos con este completo vídeo de nuestro gobernador en su canal.
Otras formas de reconocerlas
Como ya hemos mencionado más arriba, no hay nada como realizar búsquedas en internet para conocer la reputación de las editoriales. Lo ideal es hacer este pequeño trabajo de investigación antes de contactarlas, pero antes de firmar, todo momento es bueno para asegurarse, sobre todo si te dan mala espina.
- Haz búsquedas poniendo el nombre de la editorial seguida de palabras como «estafa», «engaño», «timo» o «pirata».
- Pregunta en grupos de escritores en Facebook, LinkedIn o Goodreads.
- Entra en foros especializados.
- Contacta con profesionales.
Hasta aquí (de momento)
Y hasta aquí llega este resumen de la actividad piratil en el mundo editorial. Ha sido un trabajo muy intenso recopilar toda la información que hay en nuestros archivos. Y eso por el momento, ya que una de las principales características de estas imprentas disfrazadas es lo versátiles que son: siempre están inventando nuevas fórmulas para engañar a los autores y, si ya se les ve demasiado el plumero, cambian de nombre y vuelta a empezar.
Si pese a toda la información que en este artículo damos sigues con dudas, o te ha contactado una y no sabes muy bien qué hacer, escríbenos. Somos especialistas en detectarlas y, ya de paso, podemos asesorarte para que encuentres una editorial de verdad que te interese.
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